lunes, 15 de julio de 2013

Iglesia de Aroche



Imágenes del interior de la Iglesia Ntra. Sra. de la Asunción de Aroche
y Capilla del Cristo pertenecientes a la Exposición con la que colaboré en la
III Semana Cultural del Mayor, con textos de Casto Sancha Maestre


En tus columnas se cimentan
la bella historia de muchas vidas.



Porque eres Nuestra Asunción
y el altar de mi corazón.



No hay mayor dulzura que portar el dolor
y la hermosa ternura de la Madre de Dios



En su lecho yace la muerte oscura
con el gesto mártir de la amargura.



Ángeles apesadumbrados se lamentan
por las heridas eternas que le atormentan.



En nuestras calles eres promesa
y en nuestras almas esperanza.



Eres plegaria, irresistible morada.
Eres silencio y el amor de la palabra.




Misericordia y piadosa paciencia
y ermita humilde es tu casa.




Noble rostro Nazareno
y mirada compasiva para los arochenos





Seremos paisanos de tu corazón marchito
en la tarde del Viernes Santo.





Excelsa y pura señora
de Aroche eres Reina y Patrona.




Los párpados se martirizan ahogados por las lágrimas.
¡Cuánta Cruz y cuánto silencio en una sola palabra!




Es profunda la pasión y el adiós es indeciso,
sentirse carne y ser Cristo, saberse hombre y ser el hijo.





Es tu perfil Mariano
un doloroso sentir arocheno.





Misericordia es el consuelo que tu mano demanda,
un clavo que penetra en la fragilidad del alma.





Mirarte supone el alivio, no seguirte la inquietud,
por eso siempre mi pueblo va acompañando a Jesús.





Pacientemente fueron moldeados por la gubia de la ilusión
y la Fe halló en su rincones la acogedora casa de Dios





Jesús hombre y misericordia, sombría pasión en la cruz,
pero luz en nuestros pecados y paz en nuestros tormentos.





Y se acercaron a su lecho para curar las heridas
pero la muerte había llegado para llevarse la vida.





Eres el hogar de la paz
y refugio de los que buscan consuelo.





Virgen de los Dolores, divino rostro sereno,
amargo es tu dolor por el hijo Nazareno.





Maderas ennoblecidas por la inspiración fueron talladas
para que la Virgen y Jesús habiten nuestras miradas.





El pincel se posó sobre las ánimas del purgatorio
y su lienzo rinde culto a las musas angelicales.





Virgen del Rosario, maternidad de consuelo y cariño.
Cristo crucificado, ilusión y esperanza para los niños.





San Cristóbal porta al niño Jesús sobre su hombro
en la enorme efigie dignificada por el arte al óleo.





Se aposentan erguidos y complacientes
en paredes encaladas de bóvedas imponentes.





El silencio sublime que entorna la palabra paz
se halla en el retablo donde reside la verdad.





Retablos que siguen compartiendo tan sagrado lugar,
conviviendo con los siglos y con su belleza monumental.





Es el sacrificio del madero
por el que llora tu pueblo.





A los pies de tu Cruz se halla amargamente
la soledad de quien llora la injusticia de perderte.





Es tu blanca Capilla, destino de lágrimas
y posada de promesas y penitencias.





Cristo y Señor de Aroche
camino y luz en la oscuridad de la noche.





Tú eres Madre inmensa, perfume y esencia,
eres la primavera transparente y perfecta.





Quisiera ser el pañuelo de tus lágrimas transparentes
y así beberme la pena que te condena profundamente.





La Pasión de las Siete Palabras y el Descendimiento
es cuando los Santos Varones portan tu sufrimiento.





Doncella hebrea y Sagrario del Espíritu Santo
concédenos tu mano para guiarnos por la vida.





Tiene las manos heridas por los clavos de la traición,
las miserias sufridas son pagadas con el perdón.





Emerge el madero con el dolor del Yacente
y en su urna despierta para vivir eternamente.





Entre bambalinas coquetas visitas nuestras calles
con el costal solidario de un Aroche cofrade.




La Iglesia tiene la luz que permite con su brillo,
admirar desde adentro el secreto que los altares guardan en su infinito.

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